La gente más joven tal vez no lo entienda,
pero allá por los años ‘80,
ya había una bruja que nos advertía,
que frente al capital, la vida
y muy segura decía:
“Reóstatos, reóforos y filamentos.
Fundiré en la calle y en el Parlamento.
El pueblo se unirá en un unánime lamento.
Estableceré la democracia de la desgracia
¡Todos acabarán en la farmacia!
Por Gimnoto y por Atisbo... ¡Triunfará el ecumenismo!
¡Todos sufrirán lo mismo! Reumatismo y estrabismo.
¡Viva la gripe general
¡Viva la igualdad universal!”
El coronavirus está siendo el telón de fondo de un escenario preapocalíptico arengado desde unos ‘miedos de comunicación’, como diría Marcia Tiburi, que primero llaman al caos y, acto seguido, a la serenidad.
Que la incertidumbre desde lo privado no nos impida ver la importancia de lo público que empieza en la comunidad y llega hasta el Estado de Bienestar.
Así que frente a ese que “viva el mal, viva el capital”
que gritaba Avería en La Bola de Cristal,
¡que viva el cuidado comunitario
de todo nuestro vecindario!
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