Cada vez es más evidente la necesidad de abordar la creciente soledad y precariedad vital entre las personas mayores. Sin embargo, como sociedad no estamos afrontando el problema, buscando soluciones particulares (tradicionalmente, a expensas de las mujeres) a problemas colectivos. Por ello, es necesario una respuesta feminista que repolitice los cuidados, abogando por un modelo que asuma la interdependencia y la vulnerabilidad de las personas frente a los mitos capitalistas y patriarcales.