Una de las últimas apuestas de Disney es Encanto, una película dirigida por Byron Howard y Jared Bush, que nos traslada, por primera vez en la historia del imperio de animación, a Colombia. La cultura colombiana impregna una trama que nos lleva al realismo mágico a través de una Casita que concede dones a quienes crecen en ella.
No queremos desvelar su trama, así que hoy no os venimos a hablar de su (recomendable) historia sino de una de las protagonistas: Luisa Madrigal. Porque Luisa se va a convertir en un referente diferente de feminidad. No solo porque es una mujer latina sino porque es un ejemplo de cómo Disney comienza a introducir mujeres físicamente fuertes (aunque no sin resistencias).
Muy brevemente, a Luisa (Jessica Darrow) la Casita le otorga como don una fuerza sobrehumana y un gran corazón. Así que, en
consonancia, sus creadores la imaginan en un cuerpo grande y musculoso inspirado en María Isabel Urrutia, una atleta y halterófila colombiana.
Pero no todo el mundo en la (auto)denominada fábrica de sueños va a estar de acuerdo con el diseño de Luisa. De hecho, su diseñador,
Dylan Ekren, explicó que Disney quería que Luisa no fuera
musculosa. Es decir, aunque tuviera una fuerza sobrehumana, querían que se dibujara con un contorno femenino. Decimos "femenino" entendido como ese imaginario impuesto de mujer delgada,
frágil y pequeña donde no entra la altura y mucho menos los músculos marcados.
Aunque el equipo consiguió sacar adelante la Luisa musculosa, todavía nos queda un detalle en esta historia. Apenas se creó merchandising de este personaje porque Disney decidió priorizar a Mirabel (la protagonista) y a Isabela (la hermana mayor de Mirabel y que representa la perfección femenina al más puro estilo de princesa Disney). Sin embargo, Luisa termina siendo una de las muñecas más reclamadas.
Tenemos suerte de que la infancia está evolucionando (mucho) más rápido que el gigante de animación. Niñxs 1 - Mickey 0.