MALESTAR 2:

LA MUJER INVISIBLE

RESISTENCIA 2:

CUIDADOS AL CENTRO


¿Te has parado a reflexionar sobre quién hace qué en los espacios participativos? ¿Quién suele tomar notas? ¿Quién riega las plantas? ¿Quién se ofrece como portavoz? ¿Quién resuelve los conflictos internos?

 

Puedes pensar que la respuesta está meramente condicionada por los  gustos y habilidades personales, que no tiene nada que ver con si eres hombre o mujer. Sin embargo, numerosas investigaciones muestras que este reparto de tareas también está atravesado por las normas de género.

 

En muchos espacios, incluso los aparentemente horizontales, se reproduce la división sexual del trabajo. Esto es, los hombres tienden a ocupar labores vinculadas con el liderazgo, la toma de la palabra o cuestiones técnicas. Es decir, aquello que se entiende como productivo y se le da más valor en nuestras sociedades.

 

Mientras que en las mujeres (y disidencias) suelen recaer aquellas tareas ligadas con secretaría (tomar notas, planificación de acciones...) o la gestión emocional. Lo que vienen siendo labores reproductivas,  invisibilizadas y poco (o nada) reconocidas.

 

¿Qué podemos hacer para evitar caer en esta división sexual del trabajo en nuestros espacios participativos? Tenemos que repensar nuestra cultura organizacional para poder avanzar hacia colectivos que sean realmente colaborativos y horizontales.

 

En primer lugar, hay que identificar el problema o, lo que es lo mismo, plantearse ese quién hace qué en el grupo. Y no estamos hablando solo de hombres y mujeres o personas no binarias, también existen otros marcadores sociales que potencian esta división, por ejemplo, la clase social, el capital cultural, la edad, el origen o la propia trayectoria militante.

 

A partir de aquí, podéis elaborar estrategias para transformar vuestra cultura organizacional. Por ejemplo,  nombrad y enumerad las tareas que habitualmente realizáis (¡que no se os olviden las rutinarias e invisibilizadas como limpiar el espacio o abordar las emociones!) e introducir mecanismos para que todas las personas se involucren en su realización y cuidado.

 

Para ello, podéis nombrar personas encargadas de garantizar su cumplimiento,  introducir rotaciones o dejar espacios para reflexionar sobre cómo es y cómo queréis que sea vuestra  cultura organizacional.

 


Para ahondar en cómo las normas de género atraviesan los espacios participativos puedes descargarte nuestra guía Cómo hacer un aula feminista de La Aventura de Aprender:

Para reflexionar sobre la cultura organizacional pásate por la página de Mugarik Gabe y descubre su Viaje por lo invisible:


En esta ocasión, elegimos para poner banda sonora a este par malestar/resistencia el tema Akelarre de Tremenda Jauría con La Basu, Jazz Woman y Aneguria: ♫ "Que se vayan acostumbrando a vernos sobre el escenario, este micro apunta sin fallo, que se vayan acostumbrando. A nosotras ya no hay quien nos pare, ha empezado el akelarre" ♪

Recuerda que encontrarás el malestar mujer invisible y la resistencia cuidados al centro mucho más detallada y con un montón de referencias en la guía Transformando los malestares en acción política. Estrategias feministas para una participación igualitaria.


Las ilustraciones  vienen de la mano de @Rosi.Agua