El miedo a expresarnos ante otras personas es la punta del iceberg de una relación tensa entre las mujeres y eso que identificamos como espacio público. El temor a caminar solas, a que nos puedan violentar físicamente o a través de insultos y/o piropos, a pasar entre mucha gente (especialmente grupos de hombres), a participar en ciertos lugares, a que se puedan reír de nosotras... En definitiva, a un sentimiento de vulnerabilidad en diferentes formatos que nos ataca cuando transitamos y ocupamos los espacios de poder, sean las calles, el trabajo monetizado, el gimnasio o las asambleas y parlamentos.
En el taller que impartimos en la Escuela de Empoderamiento de Zarautz, trabajamos los miedos que experimentamos en los distinos lugares que identificamos como espacio público y analizamos críticamente los temores e incomodidades que vivimos.
Así, cuando afrontamos el hablar en público nos asaltan todo tipo de preguntas que nos paralizan a la hora de intervenir: ¿Me estoy poniendo roja? ¿Me está temblando la voz? ¿Se nota? ¿Estoy aburriendo a quienes me escuchan? ¿Tiene algún interés esto que estoy diciendo? ¿Se van a meter con mi físico? ¿Qué van a comentar después de mí?... Y un largo etcétera. Nos suelen decir que estos miedos son expresión de una inseguridad personal y de falta de autoestima, como si de un problema individual se tratara. Pero el miedo es político y la forma en que lo experimentamos está atravesada por el género, además de otros ejes como la clase, la diversidad funcional, la orientación sexual, la raza o el capital cultural, entre otros que se podrían destacar.
Es decir, detrás de los miedos hay estructuras y relaciones de poder y, por tanto, hay causas colectivas que hay que identificar. Y, una vez señaladas, buscar estrategias para intentar superarlos o convivir con ellos sin morir de un ataque de nervios. En esto estamos trabajando en el taller "Claves para entender (y superar) nuestros miedos al espacio público" en la Escuela de Empoderamiento de Zarautz, en el que una veintena de mujeres estamos aprendiendo juntas. A partir de enero, esperamos encontrarnos en Marienea (Basauri) y seguir problematizando, desde el feminismo, todos estos temores (y otros) que vivimos por el hecho de ser mujeres.